Biografía y producción dramática:
La biografía de este dramaturgo ha estado plagada de errores e incertezas hasta tiempos recientes —derivados en su mayoría de un artículo de García Soriano, quien lo confundió con un homónimo— aunque todavía quedan algunas etapas, peripecias y aspectos de su vida por dilucidar. No obstante, ahora podemos contar con algunos datos firmes para un esbozo biográfico.
Nació en Murcia entre julio de 1570 y febrero de 1571, según se infiere de la edad que él mismo declaró años más tarde en sendas informaciones para las que fue requerido como testigo. Su madre se llamaba Juana de la Guerra. Tuvo un hermano, Francisco, que usó sus mismos apellidos.
Desde muy joven escribió para el teatro, pues está documentada la representación de una comedia suya por Nicolás de los Ríos en su ciudad natal en el verano de 1593. En fechas aún indeterminadas, entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII, obtuvo el título de licenciado —presumiblemente en teología— y se ordenó sacerdote. Por esos mismos años recibió del obispo de Cartagena la colación de varias capellanías en Murcia. Consta que ya en el primer quinquenio de la nueva centuria su nombre era muy conocido como poeta dramático y destacados autores de comedia, como Antonio Granados y Gaspar de Porres, tenían obras suyas en sus repertorios.
Hacia enero de 1606 se sitúa su traslado a Sevilla, en donde se avecindó, para residir hasta su muerte en la parroquia de Santa Cruz. Durante sus años en la capital hispalense parece ser que sus ingresos se sustentaban —dejando aparte la posesión de un posible patrimonio hereditario— en sus beneficios eclesiásticos, las ventas de sus comedias y otros negocios, de los que tenemos noticia, pero cuya naturaleza no se puede precisar. En esa etapa de su existencia mantuvo una estrecha relación con otros literatos —Diego Ximénez de Enciso, Felipe Godínez, Luis de Belmonte Bermúdez y Juan de Ochoa— y ejerció como apoderado de autores de comedias —Luis de Vergara, Juan de Morales Medrano, Antonio Granados, Pedro Llorente y Cristóbal Ortiz de Villazán— para contratarles representaciones en los corrales sevillanos o fiestas del Corpus y concertarse en sus nombres con actores que asistieran en sus compañías. A pesar de que el Cabildo hispalense vetó en 1610 la escenificación de autos sacramentales salidos de su pluma, no parece haber tenido dificultades para que en años posteriores se levantase la prohibición y alguna pieza escrita por él subiese a los carros de representación en las celebraciones eucarísticas.
La muerte del comediógrafo acaeció en un lapso temporal comprendido entre junio de 1620 y diciembre de 1621. Tras el óbito, se hizo inventario de sus bienes y se sacaron estos en almoneda. La escasez y la pobreza de sus enseres hacen sospechar que vivió sus últimos días en una precaria situación material o que tuvo un carácter extremadamente austero. Sin embargo, dejó una biblioteca interesante, aunque pequeña, en la que predominaban los libros de Historia y las crónicas, pero en la que también se hallaron obras en italiano, francés e inglés.
Las referencias a su persona por parte de sus colegas coetáneos fueron muy elogiosas, siendo mucho mayor su fama como dramaturgo en sus días que en la actualidad: Lope de Vega le dedicó humildemente su comedia Los muertos vivos, y repitió las alabanzas en la Filomena; con el propio Lope le compara Luis Vélez en La Baltasara; Rojas Villandrando, Cervantes, su paisano Andrés de Claramonte, en fin, lo reseñaron entre los talentos más notables de su tiempo.
Ni su fama ni su obra han perdurado, pues bastante corta es la producción dramática de Salucio llegada hasta nuestros días, aunque Lope dijera que escribió “muchas comedias”. Su teatro tenía renombre por el gran aparato escénico utilizado, la fuerza dramática y lo exagerado de la acción; no en vano lo pinta Cervantes en el Viaje del Parnaso entretenido con las “trazas, quimeras e invenciones”, quién sabe si con la misma ironía que “elogiaba” a Luis Vélez hablando del "tropel" y "boato" de sus comedias.
De algunas obras de Salucio perdidas hoy, se tienen algunas referencias que se detallan en el listado siguiente; pero hay un caso particularmente curioso en la biografía literaria del dramaturgo murciano que no se puede asociar con ningún título. Se trata de una comedia referida al Conde de Niebla y la genealogía de los Guzmanes, que provocó un curioso revuelo; se desconoce el título de la obra, pero debía de contener gruesos deslices genealógicos, que indujeron a un tal licenciado Pérez Ferrer —paisano de Salucio— a censurarla severamente. La polémica se incrementó con una respuesta del dramaturgo en forma de Discurso de la Casa de Guzmán, documento del que se conserva copia manuscrita —no autógrafa— en la BNE.
En el manuscrito se falsificó el nombre verdadero del autor para atribuirle esta comedia a Lope de Vega.-El cardenal de España.
Según San Román (1935, lxxxi), se representó en las fiestas de Sonseca de 1605, por la compañía de Gaspar de Porres.
Título citado a nombre “del licenciado Poyo” en un repertorio de comedias de 1620; véase Reyes Peña (1997).-La corona pretendida y rey perseguido. BNM, Ms. 14.960.
Al final del manuscrito dice “del liçen.do poyo de Salamanca”, lo que indujo a García Soriano a pensar que podría tratarse de otro autor.-El español de más fuerzas.
En un documento de 1603 se cita este título como comedia “de Poyo”, vendida a Antonio Granados (San Román, 1935, 71-76).-El inquisidor general gobernador de España, fray Francisco Jiménez.
Comedia en dos partes, que fue representada en Lima en 1623; véase Lohmann (1945, 173); no se ha conservado esta obra.-El premio de las letras por el rey Felipe segundo. Impresa: Madrid, 1615 (Quinta Parte de Diferentes autores).
Fue representada por la compañía de Riquelme.-Las fuerzas de Sansón. Representado en las fiestas del Corpus sevillano de 1618, junto con Obras son amores, de Lope de Vega, por la compañía de Antonio Granados.
Lohmann (1945, 118) cree que fue ésta comedia titulada La vida de Judas, representada en Lima en 1610.
Autos
-Baile pastoril. Impreso: Barcelona, 1612 (Tercera Parte de Comedias de Lope).
Teatro breve
Acompaña a la comedia El premio de las letras.-Loa en alabanza de los dedos. Impresa: Barcelona, 1612 (Tercera Parte de Comedias de Lope).
Rico (1971b) ha analizado esta loa sin hacer ninguna referencia a la autoría de Salucio; pero cree que otras dos loas publicadas en la Quinta Parte de Diferentes autores (Alcalá-Madrid, 1615), la Loa en alabanza de los males y la Loa de la lengua, fueron escritas por el mismo autor que ésta; si su hipótesis fuera cierta, habría que ahijarle a Salucio la autoría de estas dos piezas.
Revisión de la producción dramática, según el análisis estilométrico de ETSO: