Biografía y producción dramática:
Desconocido como dramaturgo en todos los principales catálogos biobibliográficos del Siglo de Oro, la única mención que se suele hacer del contador toledano Gaspar de Barrionuevo y Carrión es para advertir que se le confunde con el poeta Gabriel de Barrionuevo, autor supuesto de un entremés titulado El triunfo de los coches.
Pero Madroñal Durán ha demostrado que se trata de un error repetido sistemáticamente en todos los repertorios ya desde La Barrera, quien incluye en su repertorio una ficha de Gabriel de Barrionuevo (“uno de los floridos ingenios que llevó a Nápoles, en el año de 1610, el conde de Lemos”), pero no de Gaspar, aunque sí le cita (a través de los comentarios de Pellicer y Navarrete sobre los famosos Comentarios del desengañado de sí mismo, de Diego Duque de Estrada, origen de la confusión) como poeta cuyo mérito principal consistía en haber sido amigo de Cervantes y Lope de Vega. Como señala Madroñal (en cuyas aportaciones documentales nos apoyamos a partir de ahora), en realidad fue Gaspar el acompañante del conde de Lemos a Italia y el dramaturgo “celebrado por sus sazonados entremeses”, entre otras muchas cosas; el propio La Barrera le atribuiría pocos años después, en su biografía de Lope de Vega, El triunfo de los coches al contador Gaspar; también en los trabajos de Entrambasaguas y San Román se le cita como entremesista.
Nació Gaspar de Barrionuevo y Carrión en Toledo en agosto de 1562, en el seno de una familia de mercaderes “hidalgos, cristianos viejos, limpios de toda raza ni mácula de moros ni judíos”; hermana suya fue Clara de Barrionuevo, celebrada poetisa toledana. Siguió desde joven la carrera de las armas (sin que haya constancia, ni indicios, de que cursara estudios), participando en 1583 en la conquista de las Azores, donde al parecer conoció a Lope de Vega, y tal vez estuviera en 1588 en la Armada Invencible.
Su primera aparición como poeta es precisamente en La arcadia lopiana, de 1598, donde publicó unas quintillas; al año siguiente se encontraba junto con su amigo Lope en Valencia, época en la que debió de ser contratado como contador de la contratación para Indias, el cargo con el que se le asocia habitualmente. De vuelta a Toledo (hacia 1602) frecuenta las academias literarias y las justas poéticas. Poco después, sin embargo, se embarcaría para Italia, aunque en un viaje del que regresó rápidamente, ya que se documenta su presencia en 1605 en Toledo.
En un documento fechado en Madrid a 21 de agosto de 1608 (y no de 1618, como erróneamente señala Asensio) ya se relaciona a Gaspar de Barrionuevo con las andanzas napolitanas del conde de Lemos (a quien solicitó un cargo en el Consejo de Indias), mencionándole como “poeta de entremeses graciosos” que había también deleitado a los reyes con su habilidad para la repentización de versos en academias literarias. En 1610 le acompañó al virreinato italiano, aunque su primera estancia allí (que no sería la última) no fue muy prolongada; en 1611 asistió a la Academia de los Ociosos, pero al año siguiente regresó a Toledo con la intención de ordenarse, cosa que al parecer no consiguió a pesar de sus gestiones en Roma.
Los últimos años de su vida los pasó en Madrid, documentándose su participación en diferentes academias. Se desconoce, sin embargo, la fecha de su muerte; en un texto de hacia 1624 todavía se le menciona, y será en 1630 cuando su amigo Lope, en el Laurel de Apolo, ya se refiera a él como fallecido poco tiempo antes (aunque la redacción de esta obra comenzó varios años antes de su publicación). Madroñal concluye que “la muerte de Barrionuevo, probablemente sucedida en Sicilia, tenemos que situarla, por tanto, entre los años 1623 y 1630, acaso más cerca del primero que del segundo”.
Aunque apenas han quedado testimonios de su actividad como dramaturgo, debió de ser bastante notable y no limitarse a los géneros teatrales breves. El comediógrafo Andrés de Claramonte llamó a Gaspar de Barrionuevo “insigne ingenio y único en comedias terencianas”, adjetivo este último que, en teatro, se aplicaba a las obras cómicas; Madroñal, descubridor de esta alusión desconocida, reconoce que “no deja de extrañar la referencia a Barrionuevo como autor de comedias; tal vez quiera aludir con ello Claramonte a sus entremeses, pero quizá se refiera propiamente a que también compuso alguna obra extensa.
Entremés atribuido a Cervantes, aunque con pocos visos de ser suyo, y también a Lope de Vega; véanse los datos recogidos en las fichas de estos dos escritores.-El toquero. BNM, Ms. 16.793 y BITB, Ms. 61.479; Simón Palmer (1977), siguiendo a Fernández Guerra, lo cita a nombre “de Barrionuevo”.
Madroñal, seguro de que “algunos de los entremeses que se publicaron como anónimos deben de pertenecer a nuestro autor”, señala que este de Los habladores “está muy relacionado con Toledo”: se representó en el Corpus de Ajofrín, “hay alusiones precisas a pueblos y lugares toledanos” y se utiliza una técnica de localización de palabras según lugares geográficos de la que “también gustaba Barrionuevo”; pero aclara también: “no queremos indicar con ello que Los habladores pertenezca a Barrionuevo, sólo pretendemos llamar la atención sobre el hecho de que algunos de esos entremeses anónimos o seudoanónimos puedan adscribirse al buen hacer del regocijado ingenio toledano”.
Ante la hipotética paternidad de Gaspar de Barrionuevo, Madroñal señala que “no parece que por la lengua ni el estilo empleados se confirme tal atribución”, en referencia a que es un entremés en verso y con ciertos rasgos fonéticos impropios del toledano.-El triunfo de los coches. Entremés. Impreso: Madrid, 1617; Cotarelo lo fechaba hacia 1611.
La Barrera, 650, lo recogía entre los anónimos.