Biografía y producción dramática:
Miguel de Cervantes nació en la madrileña localidad de Alcalá de Henares, allá por el mes de septiembre u octubre de 1547. No residió, sin embargo, demasiado tiempo en la ciudad complutense, ya que las obligaciones profesionales llevaron a Valladolid a su padre, cirujano de poca fortuna y, al parecer, descendiente de conversos. Parece ser que la familia Cervantes pasó también algunos años en Sevilla, aunque en 1561 viajaron a Madrid, peregrinaron por otras varias ciudades andaluzas y acabaron regresando a la Corte, donde el joven Miguel recibiría la enseñanza de Juan López de Hoyos; las Exequias fúnebres (1569) que este famoso maestro dedicó a la memoria de la reina Isabel de Valois contienen varios poemas de Cervantes, que constituyen el primer testimonio de su actividad literaria.
En esos años toma también contacto con la carrera militar, que va a ser un aspecto determinante de su vida; sirvió primero en Italia al cardenal Acquaviva, alistándose después en el ejército de la Liga. El 7 de octubre de 1571 recibió una grave herida en su brazo izquierdo, combatiendo en la batalla de Lepanto; en los años siguientes participó en otras varias batallas, pero en 1575 cayó en manos de los corsarios turcos, condenándose a cinco años de cautiverio y esclavitud en Argel.
Fue rescatado en 1580, y tras viajar por Portugal y Orán, se instaló en Madrid. Tuvo con Ana Franca de Rojas una hija, llamada Isabel, en 1584, pero ese mismo año Cervantés contrajo matrimonio con Catalina de Salazar. Poco antes había iniciado su carrera literaria con la novela pastoril La Galatea, y parece ser que por entonces debió de estrenar sus primeras obras teatrales, con un éxito más bien discreto, que no le permitió dedicarse de lleno a la literatura, y hubo de dedicarse desde 1585 a ejercer como funcionario, recaudando dinero y provisiones para la Armada Invencible. Nunca consiguió Cervantes una posición desahogada con este oficio, y en 1590 intentó, en vano, conseguir un puesto en las Indias; más de una vez tuvo problemas con las cuentas, llegando a ser encarcelado a causa de sus deudas.
En 1592 el director Rodrigo Osorio firmó un contrato por el que Cervantes se comprometía a escribir seis comedias para su compañía, aunque no sabemos de qué obras se trataba y si el intento llegó a fructificar. En 1604 ya tenía nuestro autor el privilegio para imprimir la primera parte del Quijote, obra que sí le reportó un gran e inmediato éxito. Pero Cervantes sufrió por entonces un nuevo proceso, a causa de un turbio asunto con un tal Gaspar de Ezpeleta, herido a las puertas de su casa, en el que estuvieron también implicadas, al parecer, las hermanas y otras mujeres de la familia del escritor. La cosa no fue a mayores, y los Cervantes se trasladaron a Madrid en 1606, siguiendo a la Corte.
Fue a partir de entonces cuando se dedicó más activamente a la literatura; consiguió hacerse un nombre en las academias literarias de Madrid, además de ingresar en cofradías religiosas; publicó sus Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614) y las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos (1615); se publicó también por entonces una apócrifa secuela del Quijote, de un tal Avellaneda, a quien Cervantes no tardó en contestar con una verdadera segunda parte impresa en 1615. Su última obra Los trabajos de Persiles y Segismunda no llegó ya Cervantes a verla impresa, ya que pocos días después de firmar la dedicatoria al conde de Lemos del libro, murió el ingenio alcalaíno el 22 de abril de 1616. Fue enterrado en el madrileño convento de las Trinitarias de San Ildefonso.
Aun sin haber alcanzado la categoría de sus novelas, la producción dramática de Cervantes es muy importante, ya que supone un escalón en la evolución del teatro de su tiempo hacia el nuevo arte dramático. Aunque no se conoce con exactitud el número de obras que escribió o estreno, tuvo siempre una gran afición por el teatro. Ya antes de publicar las Ocho comedias había escrito unas treinta obras, aunque la mayoría de ellas sólo las conocemos por referencias del propio Cervantes. En el prólogo de esa edición, presume, además, de haber sido un pionero en la reforma teatral, atribuyéndose la paternidad de la reducción de las comedias a tres jornadas (lo cual es muy discutible). Lo cierto es que tuvo siempre Cervantes una gran preocupación por el mundo del teatro, y una cierta obsesión por el fracaso que cosechó en él, manifiesta en numerosos pasajes de sus obras.
En una primera etapa de su producción dramática, Cervantes escribió obras como Los tratos de Argel o La Numancia, dentro de las normas clásicas; el resto de sus obras de este período se han perdido, aunque en Ocho comedias asegura haber escrito veinte o treinta comedias, algunos de cuyos títulos ya había mencionado en la Adjunta al Parnaso, de 1614. Ciertas características de esas dos obras “antiguas” conservadas permiten establecer algunas diferencias con el teatro cervantino más tardío; el estudio de la versificación, por ejemplo, pone de manifiesto la inexistencia en La Numancia y Los tratos de Argel del romance, verso tan típico de las nuevas tendencias dictadas por el teatro de Lope, y que aparecerá en sus obras posteriores. La rivalidad literaria de Cervantes con Lope era grande, y el Arte nuevo de hacer comedias supuso un motivo más para la confrontación; pero, en realidad, a pesar de los ataques contra el teatro lopesco, Cervantes seguía de cerca muchos de sus principios, ya que no tuvo nunca una teoría dramática muy definida.
El teatro cervantino se caracteriza por un equilibrio establecido por la verosimilitud y el respeto a las unidades del drama clásico. Sus obras se centran menos en los argumentos que en los caracteres, ya que pretendía que las comedias fueran un “espejo de la vida humana, ejemplo de las costumbres e imagen de la verdad”; una de las cosas que más censuró en el teatro de Lope (sobre todo del primer Lope) y de otros dramaturgos de su escuela es la tendencia a las tramas de gran enredo, con multitud de sucesos trágicos y cómicos engarzados sin orden ni concierto, y protagonizados por tipos teatrales absolutamente estereotipados.
Pero el teatro de la segunda etapa de Cervantes muestra bien a las claras que no fue del todo ajeno a la influencia de Lope, cuyo abrumador éxito marcó el devenir de la comedia española de su época. Las obras de esos años intentan atraer la atención hacia el fondo ideológico mediante tramas de enredo que hicieran más entretenidos los argumentos; se trata, en definitiva, de lo que Alborg ha llamado “claudicaciones” de Cervantes, cuya “obsesión por Lope torció probablemente su vocación dramática y frustró la posibilidad de que nos diera una obra de teatro lograda, dentro de moldes racionales, antivulgares, trascendentalmente irónicos”.
Segunda versión de El trato de Argel; véase Meregalli (1972).-La batalla naval. Citada en la Adjunta al Parnaso, es obra perdida.
Matos Fragoso la cita como comedia famosa de Cervantes en La cosaria catalana.-El bosque amoroso. Citada en la Adjunta al Parnaso, se tiene por comedia perdida, aunque Cotarelo Valledor (1947-1948) la identifica con La casa de los celos.
Véase El bosque amoroso.-El cerco de Numancia. Escrita hacia 1581-1587, aunque se imprimió por vez primera en 1784 (Madrid, por Antonio Sancha). En la BNM hay un manuscrito en cuya portada se identifica como “contemporáneo del autor” (Ms. 15.000); la HSA conserva el manuscrito llamado Sancho Rayón, escrito en la misma época, y que contiene también El trato de Argel; véase Rodríguez Moñino (1964) y Hermenegildo (1994).
Cotarelo Valledor (1947-1948) la identificaba con El laberinto de amor, pero Esquerdo Sivera (1981) cree que no debía ser la misma obra (quizás sí una refundición), puesto que La confusa figuraba en 1627 en el repertorio de la compañía de Juan Acacio.-El engaño a los ojos.
Comedia perdida, que Cervantes decía estar escribiendo en 1615.-La entretenida. Escrita hacia 1606-1615. Impresa: 1615, Ocho comedias.
La comedia incluye la representación de un entremés; véase Maldonado de Guevara (1958).-El gallardo español. Escrita hacia 1606-1615. Impresa: 1615, Ocho comedias.
Según Cotarelo Valledor (1947-1948), Cervantes pudo haber resumido aquí su perdida comedia La gran turquesca, en la que habría aprovechado también escenas de El trato de Constantinopla y muerte de Selim, comedia desconocida que le fue encargada por el director Gaspar de Porres en 1585.-La gran turquesca. Citada en la Adjunta al Parnaso; véase La gran sultana.
Véase La confusa.-La Numancia. Véase El cerco de Numancia.
-La soberana Virgen de Guadalupe. Impreso: Sevilla, 1605.
Autos
Asensio atribuye a Cervantes la paternidad de este auto anónimo; según otros testimonios, podría ser obra de Diego de Ocaña; La Barrera y Sánchez Aroja citan la obra como comedia (así se imprimió en Sevilla en 1615), aunque Alenda (1922, 493) corrige esa información.-La cárcel de Sevilla.
Un auto titulado Nuestra Señora de Guadalupe fue representado en Sevilla, en 1591, por la compañía de Diego de Santander.
Teatro breve
Entremés atribuido a Cervantes en la Parte 7 de Lope, parece ser obra de Cristóbal de Chaves; Cotarelo lo recogía entre los anónimos.-La cueva de Salamanca. Impreso: 1615, Ocho comedias.
Entremés atribuido a Cervantes en una impresión sevillana de 1624, hoy perdida; Sánchez Arjona (1898, 235) lo citaba bajo el título de Los dos habladores; va sin nombre de autor en la Parte 7 de Lope de Vega (Madrid, 1617).-El hospital de los podridos.
San Román (1935, lxxxv) lo atribuye a Lope.
Entremés atribuido a Cervantes en la Parte 7 de Lope; Cotarelo lo recogía entre los anónimos.-El juez de los divorcios. Impreso: 1615, Ocho comedias.
Revisión de la producción dramática, según el análisis estilométrico de ETSO: