Biografía y producción dramática:
El poeta valenciano Luis Ferrer y Cardona ha sido identificado por algunos estudiosos como el personaje verdadero oculto tras el seudónimo de Ricardo del Turia, aunque parece más probable que se trate de Pedro Rejaulde, como sostenía La Barrera.
Luis Ferrer nació en Valencia hacia 1574; fue su padre Jaime Ferrer, comendador de Cieza, caballero de Santiago y gobernador de Valencia desde antes de 1608. El joven Luis recibió una exquisita educación y mostró muy pronto su talento e ingenio, ingresando en 1591 en la famosa academia literaria de los Nocturnos con el alias de "Norte". Se casó un par de veces, al parecer, aunque sin alcanzar descendencia. En 1608 se le nombra ya como caballero de Santiago y aparece como ayudante de su padre en las tareas de gobernador general de Valencia, cargo que heredaría en 1625. Murió en 1641.
Mantuvo siempre relaciones de amistad y mecenazgo con los principales hombres de letras de la ciudad levantina, y escritores como Cervantes o Lope de Vega le dedicaron también sus elogios. Ferrer publicó diversas composiciones poéticas presentadas a certámenes y fiestas literarias; en un romance del también valenciano Carlos Boyl, publicado en Norte de la poesía española (Valencia, 1616) se mencionan elogiosamente ciertas loas dramáticas suyas.
El padre José Rodríguez publicó en 1737 una Biblioteca valentina donde decía haber descubierto que Ferrer y Cardona había sido autor de las obras publicadas bajo el nombre de Ricardo del Turia; otros estudiosos se adhirieron después a esta opinión: Fuster, Schack y Münch-Bellinghausen o Mesonero Romanos, entre otros. Pero La Barrera, siguiendo a Jimeno, sostiene que esa hipótesis “debe tenerse por destituida de todo apoyo” y cree encontrar en el citado romance de Boyl la prueba de que “el divino don Luis Ferrer y el culto Ricardo del Turia aparecen aquí tan distintas y diversas personas que sólo una decidida prevención puede confundirlos”. La Barrera afirma que las comedias publicadas a nombre de Turia son obra, en realidad, de Pedro Rejaule (véase abajo), aunque expone una conjetura: “acaso en el Norte de la poesía española hay algo [de Ferrer], acaso le pertenecen algunas de las doce loas que preceden respectivamente a los dramas allí contenidos”.