Biografía y producción dramática:
El llamado “Lope de Vega del género chico” -en famosa y atinada expresión de Hannah Bergman- es uno de los dramaturgos del Siglo de Oro cuya obra ha hecho correr más tinta, a pesar de no haber escrito comedias ni autos sacramentales; la aportación de Quiñones de Benavente a la historia del teatro breve fue de tal importancia que su aparición en la escena española marcó el devenir del género entremesil. La vastedad de su producción teatral corta provoca un caos bibliográfico semejante al de las comedias de Lope, ya que el repertorio de sus obras está plagado de atribuciones dudosas, dobles títulos, plagios e imitaciones; manifestamos por ello más reservas incluso de las que son habituales a la hora de dilucidar la paternidad de las obras de este artículo.
La biografía de Luis Quiñones de Benavente ha estado llena de incógnitas hasta hace poco tiempo. Algunos datos nuevos ha proporcionado Madroñal, según el cual nació en Toledo en 1581, hijo de Cristóbal de Benavente y Luisa Ana; la familia de los Benavente y Quiñones toledanos tuvieron cierta influencia en Toledo, sobre todo por parte de Pedro de Benavente, tío de nuestro autor, que perteneció al Santo Oficio. En cuanto a la cuestión de si estudió o no, relacionada con el título de licenciado que Quiñones utilizó, parece que pudo haberse educado con los jesuitas, ordenándose de menores en marzo de 1598.
Su primera composición literaria conocida data de 1609, cuando participó con un soneto en unas justas toledanas celebradas por la beatificación de San Ignacio, y poco después empezó a escribir para el teatro, componiendo músicas y bailes para acompañar las representaciones de comedias en el Mesón de la Fruta y de autos en la catedral de Toledo. En esos años compaginaría la actividad teatral con su oficio como paje del Arcediano de Toledo, Francisco de Mújica, y desde 1611 como capellán; en 1612 se ordenó de misa.
Quiñones se trasladó a Madrid en 1617, ingresando en la Academia literaria madrileña presidida por Sebastián Francisco de Medrano, a la cual pertenecería hasta 1622. Ya para entonces gozaba de gran fama como músico de guitarra y autor de bailes teatrales, no tanto como de entremesista; la reputación de Quiñones como músico precedió a su éxito en el género entremesil, y casi todos los testimonios de las dos primeras décadas del siglo referentes a él le alaban como compositor de bailes y letrillas. Pero desde su llegada a Madrid comenzaría a probar su ingenio en el entremés, y ya en la comedia Tanto es lo de más como lo de menos, de Tirso, representada hacia 1621, se le menciona con grandes elogios como autor de trescientos entremeses, y se menciona una de las características importantes de sus obras cuando se dice “Y acaban en bailes todos, / si los antiguos en palos”, ya que una de las innovaciones de Quiñones fue la introducción de escenas de baile y canto en los finales de sus entremeses, cuando la costumbre hasta entonces había venido imponiendo que los argumentos se resolvieran, casi invariablemente, con peleas y porrazos.
Además de fama y éxito, Quiñones gozó de alta estimación y respeto entre la mayor parte de los escritores contemporáneos; pocos autores alcanzaron tanta unanimidad en un mundo muy dado a las envidias y enemistades profesionales; y es que parece que no se metió nunca con sus colegas, ni se alineó con bando literario alguno. Lope de Vega, Calderón, Pérez de Montalbán o Luis Vélez de Guevara se contaron entre los grandes dramaturgos de la época que alabaron repetidas veces los méritos literarios de Quiñones. Él, por su parte, tan sólo se permitió suaves críticas contra los poetas culteranos, imitadores de Góngora, y contra el pobre Juan Ruiz de Alarcón, quien no quedó libre de los ataques de casi ningún ingenio contemporáneo. También debió de tener algún roce literario con Quevedo, aunque les unió una buena amistad; en su primera época, incluso, Quiñones escribió sus entremeses imitando en cierta forma los de Quevedo.
Se desenvolvió también con soltura en los ambientes cortesanos, y fue favorecido por el mismo Felipe IV; en la década de los treinta, su época de máximo esplendor, compuso bailes y entremeses para representaciones palaciegas. En 1637 y 1638 participó en los famosos certámenes burlescos celebrados en el Buen Retiro, pero poco después una enfermedad le obligó a retirarse del teatro. A pesar de que el rey le ayudó económicamente, a partir de entonces la situación de Quiñones fue siempre muy precaria.
En 1645 Manuel Antonio de Vargas, amigo de Quiñones, publicó en Madrid una colección de sus entremeses titulada Jocoseria. Burlas veras, o reprehensión moral y festiva de los desórdenes públicos. En doce entremeses representados y veinticuatro cantados. Van insertas seis loas y seis jácaras que los autores de comedias han representado y cantado en los teatros desta Corte. Se trata de la única edición “autorizada” de las piezas de Quiñones, muy reacio a darlas a la imprenta; si para Rosell este tomo no es más que una colección fortuita de sus entremeses más famosos, Hannah Bergman considera la Jocoseria como “un conjunto artístico dispuesto según los cánones estéticos de la época, un mosaico de pedacitos escogidos por su variedad superficial, ordenados con una asimetría sutil, fundidos en unidad artística por la liga de una consistente filosofía moral“, en referencia a la intención moralizadora declarada en el título y refrendada con satisfacción por los censores del libro, Luis Vélez de Guevara, fray Juan de Aguilera y fray Francisco de Santa Ana.
En 1648 solicitó el ingreso en la madrileña cofradía de la Santa Fe; el 17 de agosto de 1651 escribió su testamento, y murió poco tiempo después, el 25 de ese mismo mes.
Atribuido también a Moreto (BNM, Ms. 16.292).-El alcalde de sacas. Impreso: Alcalá, 1643 (Entremeses nuevos).
Con el título de La venta de Viveros se publicó a nombre de Juan de Ludeña.-Los alcaldes encontrados. Serie de seis entremeses, cuya paternidad es dudosa. Madroñal atribuye las seis partes a Quiñones, recogidas todas en el Ms. 15.105 de la BNM; véase Torres Nebrera (1979).
Según Bergman (1972), hay otro de Quiñones con este título, versión de El borracho (Ramillete gracioso, 1643).-El bigote. Véase Los vocablos.
Tiene escenas muy similares en La dueña y El juego de manos.-El botero. Se atribuye a Quiñones entre entremés en el Ramillete gracioso (Valencia, 1643), aunque se trata del llamado El cuero, que se imprimió anónimo en diferentes colecciones de entremeses.
Se publicó a nombre de Cáncer; con el título Los zaparrastrones se atribuye a Quiñones en Parnaso nuevo (Madrid, 1670).-Las brujas fingidas. Véase El talego niño.
Atribuido también a Moreto.-Las burlas de Isabel. Impreso: Madrid, 1664 (Navidad y Corpus Christi).
Publicado como La jeringa a nombre de Juan Vélez, parece ser Quiñones su verdadero autor.-El burlón. Entremés. Madrid, 1657.
Citado también a nombre de “Luis Vélez de Benavente”; Bergman señaló que aunque se citaba como baile era en realidad un “entremés malo”, que no estaba a la altura de Quiñones.-Las calles de Madrid. Impreso: Madrid, 1668 (Ociosidad entretenida).
González-Cobos y García-Nieto (1983) han señalado las numerosas similitudes de esta obra con el entremés anónimo Las aventuras del caballero don Pascual del Rábano.
Quirós tiene uno con el mismo título.-La capeadora. 1ª y 2ª parte. Estrenadas por la compañía de Vallejo. La primera parte se representó en 1632 con la comedia Las doncellas de Madrid, de Sigler de Huerta. Se incluyó en la Jocoseria, aunque hay un manuscrito con variantes en la Biblioteca Vaticana, Colección Barberini-Latini, Ms. 3.487, donde dice también que “Dalmucio le ha de hacer el gracioso”.
Distinto del titulado Juan Francés.-El cesto y la escalera. Véase Los sacristanes burlados.
Véase Bergman (1956).-Los coches. Entremés, estrenado por Vallejo. Impreso: Madrid, 1635 (Segunda parte de Tirso); véase Torres Nebrera (1979).
Impreso como Los condes en Teatro poético (Zaragoza, 1658).-Los consonantes. Mencionado por Tirso en Tanto es lo de más (1627).
Bergman señala (1970) los puntos de contacto de esta pieza con la comedia Les precieuses ridicules, de Molière.
Refundido por Cáncer como La mula.-El convidado. Impreso: Madrid, 1664 (Navidad y Corpus Christi).
Hay uno con el mismo título de Calderón, diferente.-Los cuatro galanes. Entremés. Impreso: Zaragoza, 1640 (Entremeses nuevos; también en la Jocoseria); hay un ejemplar de otra edición barcelonesa en el fondo Entrambasaguas (véase Cerezo / González Cañal, 1998, 94).
Con el título Los cuatro genios en su profesión cada uno hay una copia anónima (BNM, Ms. 14.089). Hay otra copia del XVII, de mano del comediante Matías de Castro, “Alcaparrilla”. Otra copia del XVIII lo atribuye a Diego de Nájera.-Las damas del vellón. Entremés. Impreso: Madrid, 1657.
Hay una segunda parte inédita hasta hace poco, conservada en una copia del XVIII (MLG, Ms. 465); véase Estepa (1994).
Hay otro homónimo, atribuido a Calderón.
Según Cotarelo (1911, lxix), es una copia de El doctor simple.-El doctor Juan Rana. Entremés. Impreso: Madrid, 1645 (Jocoseria). BNM, Ms. 16.292; otro del XVII en la MLG (Manuscrito Sequeira); véase Estepa, 1994.
Refundido en Al cabo de los bailes mil.-El doctor Sanalotodo. BNM, Ms. 15.105.
Distinto del baile anónimo El doctor Todo lo sana (Vergel de entremeses, Zaragoza, 1671).-El doctor y el enfermo. Impreso: Madrid, 1664 (Navidad y Corpus).
Refundido por Cáncer en El estuche.-Don Satisfecho, el moño y la cabellera. Impreso: Valencia, 1643 (Ramillete gracioso).
Hay una versión titulada Maripulga en la MLG (Manuscrito Sequeira); véase Estepa (1994).-El dormilón. Atribuido a Quiñones en algún testimonio, parece ser obra de Matos Fragoso.
Tiene escenas muy similares en El borracho y El juego de manos.-Las dueñas. Mojiganga, representada en el Retiro, en 1634 o 1635. Impresa en la Jocoseria.
Con el título El licenciado revuelto se publicó en Teatro poético (Zaragoza, 1658).-Las flores. BNM, Ms. 15.403; según Madroñal, la atribución a Quiñones es falsa, por los actores que se mencionan, de la segunda mitad de siglo.
Según Cotarelo (1911, lxix), fue imitado por Luis Vélez en La burla más sazonada.
Alonso de Olmedo escribió un baile con este título (BITB, Ms. 46.569, y BNM, Ms. 9.373), y hay otro anónimo (BNM, Ms. 16.29158).-El gabacho. Entremés incluido en la Segunda parte de Tirso, es de Quiñones. Fue representado por “el Valenciano”; véase Cotarelo (1911, 184-87).
Incluido a nombre de Quiñones en el Libro de bailes de López del Campo (BNM, Ms. 4.123), Estepa ha localizado (1994) una versión en la MLG, con el título de El forzado de galera; Madroñal complementa la información (1994) con la referencia de otra copia manuscrita de la BNM (Ms. 16.292) y de una impresa de 1664, con el título de La galera de Cartagena de la playa, representado en Valencia por la compañía de Carrillo (HSA).-Los gallos. Véase El baile de los gallos.
Según Bergman (1972), “tendría gracia en la representación, pero es de escaso valor literario”.-El gori-gori. Impreso: 1676 (Flor de sainetes).
Con el título de Doña Mata se imprimió a nombre de Calderón.-Los honrados. Buendía daba referencia de esta obra, supuestamente existente en un manuscrito de la BNM; pero Madroñal cree que debe de ser errata por La honrada.
E.- Mientras se viste una moza-Jácara que se cantó en la compañía de Olmedo. Impresa: Madrid, 1645 (Jocoseria).
Distinto de Los celos de Juan Francés.-El juego del hombre. Entremés. Impreso: Zaragoza, 1640 (Entremeses nuevos).
Hay otros con el mismo título de Salazar, Juan Vélez de Guevara o Lanini.-El juego de manos. Manuscrito del XVII en la BITB (Ms. 61.509).
Madroñal (1996b) ha señalado que es una amalgama donde Quiñones refunde una parte de Antonia y Perales, de Luis Vélez, la misma que en La dueña y El borracho.-La justicia de mujer. Véase Turrada.
Coincide con el texto de Los ladrones aporreados, existente en un manuscrito del AHN, firmado por fray Gabriel Téllez y con censura de un “doctor Osorio”, de 31 de enero de 1625.-Los ladrones y moro hueco, y la parida. Impreso: Madrid, 1664 (Navidad y Corpus).
Apellániz Biarge (1994) se lo atribuía a Tirso, pero Madroñal (1996d) ha probado la paternidad de Quiñones; véase también Pinillos (1995) y Vázquez (1996).
Variante de la Loa famosa con que entró en la Corte Bernardo de Prado, incluida en Ociosidad entretenida (1668).-Loa con que empezó Tomás Fernández en la Corte.
Hay también una mojiganga anónima con este título; véase Buezo (1993, 484).-Las malcontentas (nuevo). BNM, Ms. 15.105. Es el que Paz y Melia llama por error Los malcontentos.
Hay otro de Quevedo con este título.-Los mariones. Entremés. BNM, Ms. 15.105. Impreso: Madrid, 1664 (Navidad y Corpus Christi). En un manuscrito de la BITB se titula La noche de San Juan.
Se trata de una versión de la jácara de Doña Isabel la ladrona, existente también como baile de El chápiro, atribuido a Calderón, Moreto o Villaviciosa.-El marqués de Fuenlabrada. Impreso: Valencia, 1643 (Ramillete gracioso).
Atribuido también a Belmonte; Madroñal (1996b) manifiesta algunas dudas sobre la paternidad de Quiñones.-El Martinillo. Entremés, en dos partes, impresas en la Jocoseria; fue representado por la compañía de Antonio de Prado; según Bergman (1970), la primera se estrenó hacia 1633.
Perteneció a la compañía de Bartolomé Romero, formada en 1626.-El mayordomo. BNM, Mss. 17.305 y 14.813, ambos del XVII.
Con similar título se conservan dos entremeses, un baile, y un auto de Lope de Vega.
Hay otro con el mismo título, de Juan Vélez de Guevara.-El miserable. Entremés. Impreso: Madrid, 1657.
Aunque sin dudar abiertamente de la atribución a Quiñones, sugiere Bergman (1970) que el tipo de comicidad, la brevedad de la obra y la escasez de versos rimados recuerdan mucho a los entremeses de Quevedo.-El miserable y el doctor. Baile. Madrid, 1675.
Evangelina Rodríguez (1992) cree que pudo ser obra de Lope de Vega.-El mundo. Véase La paga del mundo.
Hay una copia en el códice de Juan de Castro y Salazar, RAE, R.M.6913, y BNM, Ms. 14.089.-Los murmuradores. Véase Los maldicientes.
Existe una refundición de Cáncer titulada El negro hablador, y una segunda parte que no parece obra de Quiñones (BNM, Ms. 16.936).-La niña. Entremés, escrito hacia 1628-1636. Se conserva un manuscrito del XVII (BITB, Ms. 61.515), aunque la atribución a Quiñones es dudosa; véase Madroñal (1996b).
La Barrera, 637, cita uno anónimo con este mismo título.-La noche de San Juan. Véase Los mariones.
Llamado también Los gigantones; Evangelina Rodríguez cree que puede ser obra de Lope de Vega.-Los órganos y sacristanes. Refundición de El robo de las Sabinas, atribuido a Calderón. Impreso: Zaragoza, 1676 (Flor de entremeses).
A nombre de López de Armesto en Verdores del Parnaso (1697).-Otáñez y el fariseo. Manuscrito del XVII en la BITB.
Bergman cree que puede ser obra de Martín Brahones.
Se trata del baile de El mundo, incluido en la Jocoseria; Buezo (1993, 405) la cita como mojiganga y cree que debió de ser representada (por Prado) hacia 1630.-Los pareceres. Manuscrito atribuido a Quiñones en la BITB.
Hay otro con el mismo título, de Calderón.-La puente segoviana. 1ª y 2ª parte. Buezo (1993, 406) la cita como mojiganga. Según Bergman (1970), ambas partes se estrenarían juntas; el reparto corresponde con la compañía de Prado hacia 1635. Impresa: Madrid, 1645 (Jocoseria).
Un entremés con este mismo título, pero diferente, se publicó anónimo en Donaires del gusto (Madrid, 1642).-Quijada y el alcalde. Véase Turrada.
Evangelina Rodríguez (1992) cree que puede ser obra de Lope de Vega, con cuyo auto de El niño pastor se publicó.-El retablo de las maravillas. Bergman fecha este entremés hacia 1621, aunque Madroñal cree que debe de ser posterior a 1625. BNM, Ms. 14.516. Incluido en la Jocoseria, aunque se publicó también a nombre de Juan Vélez de Guevara, con el título de Dios te la depare buena.
Se atribuye también a Cáncer.-La ronda de amor. Baile. BNM, Ms. 4.123.
Hay otras obras con este mismo título, una de ellas de Avellaneda.-Los sacristanes. Entremés. BNM, Ms. 16.575. Impreso: Madrid, 1655 (Autos sacramentales).
En 1675 se reimprimió erróneamente como mojiganga, y a nombre de Mira de Amescua, ya que acompañó a la representación de un auto suyo.-Los sacristanes (nuevo). Véase Los sacristanes enharinados y burlados.
Madroñal cree que es obra de Quiñones.
La Barrera cita este título como obra anónima.
Según Madroñal, sirvió de base al entremés Las brujas fingidas (BNM, Ms. 14.089), que podría ser también obra de Quiñones, aunque hay una copia de Juan de Castro y Salazar.-Los testimonios de los criados. Entremés. BNM, Ms. 14.089. Impreso: Madrid, 1661 (Rasgos del ocio).
El Ms. 46.877 de la BITB se titula Las brujas fingidas, y berza en boca; véase Simón Palmer (1977, 29).
Refundido por Cáncer en Los testimonios.-El tiempo. Entremés. Impreso: Madrid, 1645 (Jocoseria).
Códice de Juan de Castro y Salazar en la RAE, R.M.6913; véase Madroñal (1995b, 557).
La Barrera lo citaba como anónimo.-Los títeres. Mencionado por Tirso en Tanto es lo de más (1627), hoy está perdido; Cotarelo creía que puede ser El retablo de las maravillas.
Hay otro entremés anónimo titulado El ventero (BNM, Ms. 3.907), que Madroñal cree puede atribuirse también a Quiñones.-La visita de la cárcel. Entremés, representado por Avendaño. Impreso: Madrid, 1645 (Jocoseria).
Estepa (1994) recoge una nueva versión de este entremés (atribuido a Cáncer o Francisco de la Calle) con el título de Los encarcelados (Manuscrito Sequeira de la MLG). Madroñal cita también una versión anónima, titulada Baile del alcaldillo (BNM, Ms. 16.292).-Las viudas. Entremés incluido en la Segunda parte de Tirso de Molina (1635), es de Quiñones. La Barrera (653) lo citaba a nombre de Tirso entre interrogantes; véase Cotarelo (1911, 187-90).
Con el título de Menga y Bras se atribuye a Cáncer.-Zapatanga. Entremés. BNM, Ms. 15.105.
La Barrera lo cita como anónimo.